Prospectiva de la educación para la paz desde la transversalidad en la enseñanza.

 Hasta hace pocos años, en que comienza un replanteamiento de la concepción tradicional de la enseñanza y en que van sugiriendo nuevos enfoques para analizar y plantear la historia, lo habitual había sido una presentación belicista.

En 2005, Manuel Segura expuso, en forma general, que el modelo de avance educativo por el que se ha transitado esta compuesto por cuatro oleadas:

  1. .       Primera oleada: En ella se destaco la importancia de la necesidad de aprender a pensar, en esta oleada se intenta avanzar hacia un modelo en el que mas que incluir temas e informaciones, se dedique el tiempo a que los alumnos aprendan a pensar.
  2. .       Segunda oleada: En ella se destaco la necesidad de inculcar habilidades sociales, en busca de éxito social posterior y de un crecimiento de atención y aprecio por los demás.
  3. .       Tercera oleada: La transcendencia de la educación emocional, centrada en la necesidad de que el alumno desarrolle capacidades de identificación y responsabilidad de los propias emociones y las de sus compañeros.
  4. .       Cuarta oleada: Por la que estamos atravesando, según el autor, es la enfocada a la necesidad de resaltar los valores, buscar la interiorización de los valores morales en los estudiantes.

La transversalidad en la educación desde el nacimiento del concepto hace referencia al surgimiento de un plan de acción derivado de las reformas educativas para “atravesar el curriculum” desde una dimensión transdiciplinaria que cruza a todos los componentes del mismo, acentuando la dimensión procedimental, actitudinal y axiológica del componente educativo (Redon Pantoja, 2007).

Ahora bien, las estrategias de educación para la paz, para alcanzar los objetivos de la transversalidad practica, deberán ser globales y sistemáticas, teniendo en cuenta una gran diversidad de factores. En principio, el objetivo de considerar el tema de la paz como tema transversal sugiere que la paz deberá figurar en todas las áreas principales del programa educativo, y las actividades que emprenda la organización.

El objeto es enfocar la utilidad de que valores y actitudes, como el respeto a los derechos humanos, la democracia y la paz, sea generalizado hacia el entorno social que rodea al alumno; es decir, familia, escuela y sociedad. La formación del alumnado debe estar en una educación que beneficia a tres tipos de relaciones.

  1.  Dialógica o comunicativa como instrumento de descubrimiento compartido del saber.
  2. Igualitaria como intercambio de percepciones, emociones, sentimientos e ideas de lo que somos y a lo que aspiramos, basado este intercambio en el respeto de la dignidad humana y en la diversidad cultural.
  3. Contextual o histórica que construye la realidad y sus posibilidades de mejora partiendo de las preocupaciones reales de los que educan y se educan.

La educación para la paz se enfocaría a su vez en la importancia del aprendizaje cooperativo, no solo para el alumno, sino para toda la comunidad. La cooperación y la empatía, por ejemplo, son elementos que pueden ayudar a mejorar la integración social de los alumnos con dificultades sociales y emocionales.


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